La ruta de La Garganta Divina, nombre con el que también se conoce a la ruta del Cares, es un trayecto que une un punto de la geografía leonesa, Caín, con uno de la geografía asturiana, Poncebos. Son 12 km de trayecto entre ambos municipios (y 24 km si te atreves con la ida y la vuelta) que despiertan el interés de miles de personas al año, lo que la hace la ruta más famosa de los Picos de Europa.
Y es que la geología de esta parte de los Picos de Europa no es para menos. El río Cares nace en la Sierra del Collado de Cebolleda (provincia de León), a una altitud próxima a los 2.000 metros. Se alimenta de las aguas del deshielo de las montañas y de las que discurren por las laderas.
La ruta la iniciarás en Poncebos (Asturias). En temporada baja se puede subir un poco más, hasta donde está el funicular de Bulnes o hasta el inicio de la Garganta. En Puente Poncebos elige el camino de la izquierda. Pocos metros después, a la derecha, un camino te llevará a los Collaos. En breve empezarás a ver el río Cares que discurre entre las enormes paredes.
Iniciamos el descenso y una vez en Culiembro se desvía el GR-202 Ruta de la Reconquista, que asciende por la canal de Culiembro hacia Ostón y luego por Vega Maor y Vega de Comeya que se dirige a Covadonga.
Entramos en la parte más bonita y espectacular, donde las paredes del desfiladero están casi pegadas. Poco después entramos ya en territorio de León, aquí la senda sube la altura respecto al río, seguimos y pasamos el puente de Bolín, un momento espectacular por su gran altura. En este momento, preferirías quedarte ahí para seguir observando lo bonito del lugar. Pero, tranquilo, poco después volverás a cruzarlo por el puente de Los Rebecos.
Finalmente, pasarás por un túnel con grandes huecos excavados en la pared, llegando a la Presa de Caín, donde se abre el valle y el municipio de Caín.
En su transcurso, el río llega hasta la conocida Garganta del Cares, abriéndose paso entre la roca caliza de los Picos de Europa. A su paso por Caín, y más adelante en su curso, el río sigue alimentándose de canales casi verticales que descienden por las paredes de la montaña hasta alcanzarlo. En este tramo de la senda encontramos grandes desniveles en las paredes que dejan al senderista con la boca abierta. Aquí encontramos un impresionante desfiladero que deja espacio para un único visitante: el propio río.
Este camino hace al visitante reflexionar sobre el pasado del camino: alguien debió perforar esas rocas en el mismísimo desfiladero del Cares. Y seguro que por aquel entonces no había tanta maquinaria como ahora. Digno de admirar, cuanto menos.
Por otro lado, ni que decir tiene que otro de los atractivos de la ruta del Cares es que atraviesa el Parque Nacional de los Picos de Europa. Ésto, junto al hecho de que este paraje es de difícil acceso debido a su verticalidad, lo abrupto del terreno, y el que sea Reserva de la Biosfera, han permitido que, tanto flora endémica como fauna característica de la región, encuentren aquí su hábitat idóneo.
La Ruta del Cares presenta múltiples opciones para recorrerla: ida y vuelta o solo una de las dos; con guía o sin él; en primavera, o en verano. Tú eliges cuándo es tu momento para vivirla.