Entre todos los lugares en los que se puede disfrutar de la observación de aves en España, Castilla-La Mancha es uno de los preferidos por los ornitólogos.

 

Sin duda, algo tiene que ver que en esta Comunidad Autónoma existan 38 zonas catalogadas como ZEPA (Zona de Especial Protección para las Aves), que dan cobijo a más de 200 especies nidificantes y muchas otras aves migratorias durante sus rutas. 

 

Lo cierto es que, para hacer birding en Castilla-La Mancha, hay mucho donde elegir. 

 

En primer lugar, las provincias de Cuenca, Toledo y Ciudad Real, albergan una gran Reserva de la Biosfera conocida como “la Mancha Húmeda”. Aunque quizá suenen más los nombres de algunos de los parajes que la componen; como las Tablas de Daimiel, las Lagunas de Ruidera o los complejos lagunares de Pedro Muñoz, Villafranca de los Caballeros y Alcázar de San Juan. 

 

Todos ellos son representaciones de humedales y ecosistemas de tipo fluvial; algo muy característico de esta comunidad. Se trata de espacios naturales muy importantes para la supervivencia de distintas especies de aves acuáticas; por lo que la importancia de esta zona está reconocida en todo el mundo.

 

Por otro lado, los Montes de Toledo y el Parque Nacional de Cabañeros, en Ciudad Real, suponen estupendos ejemplos de bosque mediterráneo en los que pueden observarse multitud de aves interesantes, destacando las rapaces. 

 

Lo mismo ocurre con las estribaciones de las sierras de Alcaraz o del Relumbrar, en Albacete, lugares donde también se puede disfrutar del birding en Castilla-La Mancha. En ellas y en el Parque Natural de la Tejera Negra, en Guadalajara, se pueden ver gavilanes, pinzones o herrerillos. 

 

Otros muchos espacios en Castilla-La Mancha son propicios para la observación de aves. Cada uno cuenta con diferentes características, diferentes paisajes y diferentes oportunidades de avistar a tus especies favoritas.

 

Es quizá el humedal más reconocido de Castilla-La Mancha. Está formado por las aguas de dos ríos, el Guadiana y el Cigüela, que se unen creando un peculiar ecosistema. Recorriendo algunos de los itinerarios que cruzan el Parque se pueden observar muchas especies acuáticas, como garzas imperiales, patos colorados, garcillas cangrejeras o somormujos. 

 

 

Entre Ciudad Real y Albacete se encuentra este peculiar paraje compuesto por cascadas, cursos de agua y remansos. Hay muchas posibilidades para visitarlo, en rutas a pie o en bicicleta. Entre las aves que pueden verse hay varias rapaces, ánades, cercetas, porrones o fochas, entre otras.

 

 

Cambiamos las lagunas por el bosque mediterráneo para dedicarnos a la observación de las grandes aves rapaces en este Parque Nacional. El buitre negro o el águila real son algunos ejemplos. También hay otras especies igualmente interesantes, algunas amenazadas, como la cigüeña negra. Aves, todas ellas, que también pueden verse en los Montes de Toledo o en Sierra Morena. 

 

 

En el espectacular paraje de la Serranía de Cuenca el paisaje está formado por barrancos, cañones y roquedos que dan cobijo a multitud de aves. Al igual que en Cabañeros, lo que abundan son las rapaces. Las más habituales de observar son las águilas reales, los alimoches, los buitres leonados o los halcones peregrinos. 

 

 

Este Parque es otro de esos paisajes de formas imposibles y grandes cascadas. Un lugar en el que dejarse asombrar por la belleza del entorno, además de por sus moradores alados. Hay muchos puntos buenos para la observación, aunque uno de los más destacados es el Hueco de Tus, en donde pueden avistarse águilas perdiceras, águilas reales, buitres leonados y quebrantahuesos, entre otras especies. 

 

 

Los hayedos tienen un aura de magia y misterio que los hace ideales para pasear. Este en concreto, cuenta con muchos senderos fáciles y bien señalizados para ese propósito. Si además, mientras lo recorres, puedes avistar especies como milanos, gavilanes y águilas, la experiencia ya es todo un lujo.