Si te digo “molinos, vino y Don Quijote”, seguro que tu mente te transporta inmediatamente a Castilla-La Mancha. 

 

Esta Comunidad Autónoma es conocida internacionalmente por el célebre personaje cervantino, y también por los vinos de la ribera del Duero. De todo ello aprenderás un poco si realizas senderismo en Castilla-La Mancha. Pero sobre todo, descubrirás mucho más de lo que habías imaginado. Pues entenderás que, además de estos motivos, lo que hace realmente excepcional a esta tierra es su naturaleza. 

 

Castilla-La Mancha hace gala de un gran contraste paisajístico. Su riqueza natural concuerda con su patrimonio; mezclando pueblos y ciudades llenos de encanto con espectaculares paisajes y monumentos naturales. 

 

Dos Parques Nacionales, seis Parques Naturales y doce Reservas hacen que las posibilidades para practicar senderismo en Castilla-La Mancha sean infinitas. Nombres como las Tablas de Daimiel, las Lagunas de Ruidera, Cabañeros o los Calares del río Mundo seguro que te suenan.

 

Además, Castilla-La Mancha cuenta con algunas rutas temáticas muy interesantes que harán las delicias de todos aquellos que, además de andar, quieran conocer un poco más sobre la gastronomía y la historia de esta tierra. Hablamos, por supuesto, de rutas enológicas o literarias, como la de Don Quijote.

 

Lo que es seguro es que cualquier opción que elijas para practicar senderismo en Castilla-La Mancha te hará disfrutar sin reservas de una naturaleza maravillosa. Si además cuentas con la compañía de guías y expertos locales que te ayuden a interpretar el paisaje, acabarás siendo un verdadero experto en la región.

 

En la Sierra de Ayllón, en Guadalajara, se encuentra uno de los hayedos más grandes del sur de Europa. Se trata de la Tejera Negra, un precioso bosque de hayas que permanece como un inalterado símbolo de tiempos en los que nuestra península era más fría y más húmeda. Una ruta de senderismo atraviesa la ladera y nos ofrece perspectivas únicas de las hayas, los robles y otras especies botánicas que habitan en el paraje. 

 

 

 

Todo buen profesor sabe que, a la hora de aprender, una experiencia vale más que cualquier explicación. Por eso, no hay nada como una salida al campo para entender todos los entresijos del paisaje y las fuerzas que lo originan.

 

La Ciudad Encantada, en la Serranía de Cuenca, es un ejemplo vivo del paso del tiempo por las rocas que la conforman. En las Lagunas de Ruidera se encuentran formaciones geológicas presentes solo aquí y en Croacia. La geografía también se abre paso de forma espectacular en las Barrancas de Castrejón y Calaña, parecidas al Cañón del colorado, o en el Parque Natural de los Calares del Mundo y la Sima.

 

 

 

En Castilla-La Mancha abundan los parajes naturales en los que dedicarse a la observación de aves. Son parajes amparados por diversas figuras de protección, que constituyen auténticos paraísos para algunas especies. En los Parques Nacionales de Cabañeros o las Tablas de Daimiel se pueden hacer diversas rutas de senderismo a la vez que se disfruta de esta afición. También en el complejo lagunar de Manjavacas, en la Sierra de Alcaraz o en la Serranía de Cuenca.

 

 

 

Una de las rutas más famosas de Castilla-La Mancha es la que recibe su nombre, precisamente, del personaje más conocido del lugar. La ruta de Don Quijote recorre 148 municipios y algunos de los principales espacios naturales de la región. A través de vías verdes, caminos históricos o riberas, pasa, por ejemplo, por los Campos de Criptana y sus famosos molinos, las Lagunas de Ruidera o Daimiel. 

 

Hacer senderismo a lo largo de la Ruta de Don Quijote te permitirá conocer increíbles paisajes a la par que descubres los secretos de la obra más grande de nuestra literatura.

 

 

 

Castilla-La Mancha tiene una historia amplia y en toda la provincia pueden encontrarse indicios de ella. Los más antiguos se hallan en Sierra Madrona, donde, practicando senderismo podemos encontrarnos con ejemplos de arte rupestre. Pero además, las rutas de la Comunidad Autónoma nos llevaran a conocer numerosos castillos y fortalezas, pertenecientes a las distintas culturas que poblaron la región. 

 

 

Mientras se disfruta de todo lo anterior, con toda seguridad, nuestros pasos nos llevarán cerca de algunos pueblos y campos de cultivo. Quizá apetezca hacer un pequeño descanso en la caminata para investigar un poco más acerca de las costumbres de esta tierra, hablar con los lugareños, conocer su gastronomía y sus productos locales. Por supuesto, también el vino, cuya cultura se extiende más allá de la mera degustación. Comprenderás que senderismo y etnoturismo son compañeros naturales.