Huesca como destino para el ecoturista
Huesca está hecha de contrastes. En esta extensa provincia se puede pasar de las altas cumbres nevadas de los Pirineos a los paisajes desérticos de Monegros sin bajarse del coche, en apenas 200 kilómetros. La diversidad de paisajes es tal que, entre unos y otros, pueden hacerse casi cualquier tipo de actividades en la naturaleza en Huesca.
Empezando por el norte, encontramos el Pirineo oscense. A lo largo de todo el año esta zona es bien conocida por sus posibilidades en cuanto a actividades de aventura. Pero sobre todo, destaca en invierno, época en la que se convierte en un auténtico paraíso turístico-deportivo.
En los meses de más frío, la nieve permite a los visitantes del Pirineo aragonés practicar esquí de fondo o de travesía, hacer excursiones con raquetas de nieve, practicar la escalada en hielo, deslizarse por la nieve mediante el esquí de fondo o el snowboard e, incluso, realizar travesías en trineos de perros, deporte que se conoce como “mushing”.
Pero también es posible practicar actividades en la naturaleza en Huesca cuando llega el verano. En los mismos Pirineos, los Parques Naturales de los Valles Occidentales y de Posets-Maladeta, y el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, se llena de excursionistas que recorren un gran número de rutas y senderos. Uno de los más conocidos quizá sea el sendero a la cascada Cola de Caballo, en Ordesa.